Del domo al zome: explorando nuevas geometrías
Aquí sigo en mi taller, investigando la manera de construir zomes utilizando el mismo sistema que empleamos para los domos geodésicos de Mi Domo. La idea es que cada arista tenga su propio ángulo axial, igual que en un domo. Así evitamos tener que fabricar rombos sin ese ángulo y recurrir a cuñas de madera o tornillería adicional para lograr la curvatura.
Además de alterar la belleza geométrica de la estructura, ese tipo de soluciones reducen su resistencia, ya que las aristas solo llegarían a tocarse por un canto.
El desafío de los ángulos y la precisión artesanal
No te voy a mentir: me estoy volviendo loco con los ángulos, pero poco a poco voy dando con la forma correcta de proceder. Una de las principales complicaciones es que las ingletadoras convencionales no permiten realizar muchos de los ángulos necesarios, debido a su excesiva inclinación. Por eso, me toca improvisar, crear inventos caseros y diseñar pequeñas soluciones que me permitan avanzar.
Creando plantillas y cuñas para cortes precisos
He preparado una serie de cuñas y plantillas que coloco en la ingletadora para alcanzar los grados precisos. Todavía hay que seguir perfeccionando el sistema para afinar los cortes, pero por fin empiezo a comprender la lógica interna de esta geometría.
Geometría viva: cuando la madera cobra forma
En este proceso, la madera, la geometría y la paciencia se entrelazan. Cada corte y cada ajuste son un diálogo entre la materia y la forma.
El resultado es una estructura que no solo busca resistencia, sino también armonía y equilibrio —una forma de construcción que respira y vibra con la naturaleza.
Aquí podéis ver algunos de los avances que voy logrando con este experimento entre zomes y domos, dos formas distintas de entender la geometría viva que tanto inspira a Mi Domo.
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